Ubicación, San Ramón de Tres Ríos, Cartago.
El lugar: Lo que parece un acogedor restaurante de montaña termina siendo una tragedia de diseño y comida. Llegamos a eso de las 1:30PM. Habían algunos carros en su estacionamiento con guachimán propio (chaleco y palo incluido). El restaurante medio lleno. El lugar es una oda a la madera, no tienen platos y cubiertos de madera porque les cae el Ministerio de Salud. Saturado de madera, como quien quiere acordarse de la cabaña del Tío Tom. Unas grandes ventanas dan una vista espectacular al Valle Central, pero generan una cantidad enorme de destello a quienes quedaron con la cara a la ventana. La solución? Simple: prendan las luces para reducir el contrase. Pero no, son pocos los lugares que entienden este tema. Luces apagadas, todas. Hay una terraza bajo techo muy agradable, pero hoy estaba frío así que almorzamos adentro. En la terraza, la luz natural es más que suficiente. También hay un agradable jardín donde hay un play para los peques. No esta mal estar echándoles un ojo porque esta cerquita de una pendiente muy empinada.
La comida: masomenos. En otras ocaciones he probado las carnes y son relativamente buenas. Esta vez pedimos un pescado (rico, pero no espectacular), un pollo a la Coruña y una pasta arrabiata (salsa roja con picante). El pescado a la plancha con una salsa de tomate (probablmente casera), ni fea ni deliciosa, apenas para el gasto. En fin; comestible. El pollo de la Coruña no tenía nada. Una lonja de pechuga de pollo a la plancha con la misma salsa de tomate del pescado y 3 rodajitas (sí, 3, las conté) de aceitunas. Las alcaparras todavía van de camino. Finalmente la pasta. Era pasta corta. El mesero no entendió el significado de al dente (significa que la pasta no hay que hervirla hasta que este hecha un atol. Debe quedar ligeramente firme). La devolví. La salsa era la misma de los 2 platos anteriores pero le pusieron unas hojuelitas de chile. Pasta 2.0 estuvo mejor. al menos al dente, la salsa también más concentrada, menos aguada. Pero llego media hora despues. Comí solo.
Ni siquiera nos atrevimos a pedir postre ni mucho menos el ceremonial espresso. Para que me den café Rey y un -chisqueic- prefabricado, paso.
El servicio. Para trabajar ahí hay que tener un peinado que involucre un par de onzas de plastigel, por tanda. Solo un comentario. El servicio estuvo OK. El mesero no puso atención al tema de que no sobrecocinaran la pasta y solo tuve que pedir la cuenta 2 veces (un día de estos a la tercera les amarro el perro).
Estrellitas
** Comida
** Servicio
*** Lugar
$$$ Precio(caro para la calidad que ofrecen)
***** Espectacular, puta qué rico
**** Exclente, mañana vengo de nuevo
***Buej...
** Malito Malito
* Que me devuelvan la plata
$$$$$ Cariñosito, solo tarjetas platino
$$$$ Carito caro, como para celebrar
$$$ Ni caro ni barato, justo.
$$ Barato
$ No se cómo sobreviven con estos precios! güichos!
Visitamos el lugar, pero limitaron mucho el menu. Pocas opciones para escoger y sobre todo, pocas alternativas. El ambiente sigue siendo de la linea romantica y calido. Lastima esa decision que tomaron hace como un mes atras.
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